Iglesia Marrozos campanario

El proceso de concentración parcelaria se inicia en 1952 con la promulgación de una primera disposición siendo ministro de agricultura Rafael Cabestany de Anduaga, quien promueve un ensayo de concentración que, ante el éxito alcanzado, anima el desarrollo legislativo que culminará en 1955 con la Ley de Reforma y Desarrollo Agrario (LRYDA).

La concentración parcelaria consiste en agrupar las parcelas de un propietario en el menor número posible de las mismas. Según el DRAE consiste en la «agrupación de diversas fincas rústicas de reducida extensión, para unificar y facilitar el cultivo».

Esta actividad se ha llevado a cabo en la mayor parte de los países europeos, en los que, básicamente por motivos históricos, las parcelas se habían dividido por herencias provocando un fraccionamiento excesivo de la propiedad y se ha visto la necesidad de agruparlas para mejorar el cultivo y el fomento de la población rural.

El fin primordial de la concentración parcelaria es mejorar la explotación agrícola de una determinada zona al sustituir la división tradicional de la propiedad por una nueva ordenación que permita obtener de ella los mejores resultados posibles. Pero hay que tener en cuenta que se trata de una operación radical y definitiva que modifica profundamente el paisaje agrario tradicional, eliminando muchos elementos característicos de ella como pueden ser el sistema de parcelación territorial, las viejas corredoras y ruedas, los ribazos y muros, socalcos y terrazas, los usos de los terrenos, los elementos de ingeniería tradicional como sistemas de riego etc.

Huerta

El coste ambiental es importante por la pérdida de ribazos y espacios «perdidos» que va en contra de la flora y de la fauna que los habitan y favorece un mayor uso de productos químicos. Además rectifica riegos y ciega charcas para desecar prados y brañas. El pastoreo comunal se extingue y las razones pierden su función.

Muchas críticas a este proceso, largo y costoso, abundan en que una vez hecha la concentración, las tierras vuelven a fraccionarse por las herencias, de modo que al cabo de unos años se vuelve al mismo punto de partida. Otra crítica afirma que la concentración se produce de forma natural por el abandono del rural, que deja en manos de pocas personas la actividad agrícola.

Concentración parcelaria

Concentración parcelaria en Galicia y Compostela

En el ayuntamiento de Santiago de Compostela todas las parroquias del rural han pasado por el proceso de concentración parcelaria. Esta se inició en la década de los años 60 del siglo pasado y terminó por los años ochenta y noventa. La concentración afectó a un total de 143.654 parcelas antiguas que quedaron reducidas a 19.930 nuevas, lo que supone el 14 % de las que había.

En la zona de Aríns y Santa Lucía, las parroquias de de Marruzos y O Ejió hicieron la parcelaria conjuntamente. El proceso comenzó en el 1969 y finalizó en 1998 con la entrega de las escrituras. Se concentraron 939 hectáreas de 1.344 propietarios/as y resultaron un total de 2.692 parcelas (21% del total anterior) de las 12.713 existentes antes del proceso. Arínes también inicia su concentración en 1969 pero termina 5 años antes que Marrozos y O Eixo. Aquí se partía de 9.042 parcelas antiguas que quedaron reducidas a 1.904 nuevas (21% del total antiguo), de 852 propietarios/as y fueron concentradas un total de 892 hectáreas.

En Galicia, a finales de 2016, el proceso de concentración parcelaria iniciado hay 64 años aún no está terminado y se espera finalizarlo en 2020. Hasta ahora se han concentrado un total de 370.214 hectáreas de 314.071 propietarios/as. Y quedan por terminar 133 procesos que afectan a 95.000 propietarios/as y a 117.000 hectáreas.