Campanas

Desde hace siglos y hasta hay relativamente poco tiempo, dispositivos modernos como radios, relojitos y almanas, como los que cualquiera puede tener en su casa, no existían, pero la gente necesitaba algo que cumpliera esas funciones y ese algo eran las campañas. En su función de reloj, anunciaban los momentos importantes del día: hora de levantarse, hora para comer, hora de acabar la jornada etc. Y como la radio, avisaban de acontecimientos importantes: incendios, reuniones, defunciones, fiestas… o expresaban sentimientos colectivos como el toque para escurrir las tormentas.

Iglesia Marrozos campanario

Las fiestas que prevalecieron en la antigüedad, en las diferentes culturas, marcan las actuales. Los ciclos de celebraciones cristianas suplían a los almanaques actuales: por San Ramón (31 de agosto) se plantan las verduras de invierno, por San Martiño (11 de noviembre) se hace la matanza, a partir de Santa Lucía (13 de diciembre) los días empiezan a crecer. Estas fiestas de carácter religioso y popular, tienen en su mayoría un origen pagá, pero en los dos ámbitos estaban muy ligadas a los ciclos agrícolas, y por lo tanto constituían un modo de establecer un calendario para la población, de origen muy remota en la prehistoria.
Las celebraciones de carácter popular y religioso se mantienen con bastante vigor, pero las campañas y sus tangedores están desaparecendo. En las tres parroquias del val do Santa Lucía sólo queda un campanero, en Marrozos, y en toda esta comarca sólo dos, este y el de San Julián de Sales en el vecino ayuntamiento de Vedra. El resto de las campañas fueron automatizadas.. y ya no es lo mismo.

La campaña tiene en la cultura gallega una carga simbólica importante. Son numerosas las leyendas que cuentan con toques de campanas en su relato. Las más destacables son las que hagan referencia a ciudades sumergidas y que cuentan que en noches de niebla se escucha su sonido.

Las campañas se ubicaban en los campanarios o espadanas de las iglesias, su punto más alto, y estas adotaban construirse en el lugar más alto de la parroquia, para que lo son de la campaña llegara a todos sus recunchos. Las tres parroquiales de Marruezos, Aríns y El Ejido tienen campanario. El de la primera presenta una curiosidad: una campaña demasiado grande para el hueco del campanario que obligó a encajarla de un modo poco ortodoxo. Un caso similar podemos encontrarlo en otra parroquia de Compostela, en la iglesia de Verdía situada al norte del ayuntamiento. Marrozos cuenta con dos campanas, una de la segunda mitad del siglo XIX y otra, más grande, fechada en 1989. La pequeña fue fabricada en un taller de la Carretera ya desaparecido y la gran en la única empresa que se dedica en Galicia a la fabricación de campanas, Ocampo Artesanos Campaneros de Arcos de la Condesa.

Iglesia Marrozos

Campanas y campaneros

La campaña es un instrumento musical cuyo nombre procede de la región de Campania al sur de Italia, donde se hacían las de mayor calidad. En la campana se distinguen tres partes generales: el jubo, la Copa y el Badalo. El jubo normalmente es de madera o hierro, lleva unos tirantes sujetos con cercas a los ejes de cada lado sobre unos coginetes, comunmente un interior de metal y otro exterior de madera. La Copa es de metal, normalmente de bronce. El badarlo es también de metal en la mayoría de los casos, aunque los hay de madera, y colga por el centro para producir el sonido. La sonoridad de las campanas depende de la mezcla de sus metales, la referencia más común sería una mezcla de bronce y cubre con un 25% de estaño. Dado que el bronce se oxida, las campañas con más de diez años adoptan tener una color excura.

Las campanas llegaron a constituir un elemento primordial tanto en el ámbito religioso como dentro de la vida civil, aunque son propiedad de la Iglesia sí han recibido consagración episcopal (están por tanto bendicidas), cualquiera que sean sus donantes.

En la época de los romanos indicaban muchos acontecimientos como la apertura del mercado, la apertura de los baños o el paso de los criminales al suplicio. Además de su uso como instrumento musical, las campañas estuvieron asociadas a la señalización del tiempo desde el siglo XVI, dado que en muchísimos casos, a partir de esa fecha, las campanas son acompañadas de un reloj para marcar las horas.

Eventualmente, y dada su funcionalidad en la vida ordinaria, el volumen de campañas se ha incrementado drásticamente. Se vio la necesidad de construir torres colocándolas de tal manera que mejora su sonoridad y alcance. A través de una disposición canónica se estableció que las catedrales deberían tener cinco o más campás, las parroquias dos o tres y las iglesias de oratorios o de órdenes mendicantes al menos una. Los conciios celebrados en el siglo XVI han prohibido que las campanas se hayan destinado a otros misteres distintos de los religiosos, salvo para casos de gran utilidad pública, como anunciar incendios, temporales o emergencias similares

Iglesia Marrozos campanario

Se llama campanero a la persona que toca las campañas, el sancristán o sancristá. El sancristán además se ocupa de haber preparado la iglesia para los oficios. En esta zona, las funciones de campaña se hacían por turnos rotatorios de seis meses, utilizando para ello el libro de casados y siguiendo un orden estricto. Si alguno no sabía o no quería cumplir su turno, pagaba a otro que se ocupaba de las campañas y de arreglar la iglesia en su lugar.
También se llama campanero al que hace campañas. Con tal repercusión de la campaña en el ámbito diario, es evidente que esta profesión ha tenido gran importancia. En muchos casos se trataba de un oficio itinerante, de tal manera que el campo acudía donde lo necesitaban y permanecía en el lugar hasta finalizar su labor. Requería de gran pericia y conocimiento para un proceso de fabricación muy laborioso. En la campaña recientemente creada, el campanero adoitaba grabar su nombre, la fecha de fabricación, el nombre de la campana y en muchas ocasiones el nombre del benefactor que había afrontado los costos.

Esta profesión tuvo una insustituible repercusión hasta el siglo XVIII y parte del XIX, lo cual era debido a que las campanas adoptaban agrietarse produciendo un sonido distorsionado por lo que era necesario refundirlas. Es por ello que es complicado, a día de hoy, encontrar campanass de más de 200 años de antigüedad. Con todo, no era un oficio glamuroso, adoptaban cobrar unos pocos reales aunque la Iglesia proporcionábamos la vivienda a lo largo del trabajo.

Los toques de campana

Los sonidos de la campana se llaman toques y, como veremos, hay una gran variedad. Los toques se agrupan en turnos y cuando son muy rápido se llama repique, toque que se usaba en las fiestas, en las emergencias etc.
Los toques de campana eran un elemento esencial en los actos de la vida pública y eclesiástica y eran conocidos por toda la vecindad. Los más significativos eran los toques del Angelus que se realizaban al amencer para empezar la jornada, al mediodía marcando la hora para comer y a la tarde orientando a la gente que trabajaba en el campo la hora de regresar del trabajo, este toque por ejemplo, se daba en el verano a las 20:30h y en el invierno a las 18:30h. Con todo, existían muchos otros toques fundamentales, algunos de los cuales serían los siguientes:

Campana pequeña Marrozos
  • Toque a la misa: Se Utilizaba la campana tocando con un ritmo normal, finalizando con uno, doy tres toques a medida que se aportaba la hora de la misa. En la zona de Santiago (Aríns, O Eixo y Santa Lucía) el primer toque se da una hora antes de la misa, una badalada. Cuando faltan 45 minutos se dan dos toques y tres cuando falta media hora. En el último cuarto, cuando faltan 15 minutos se tocan tres veces, dos cuando quedan 10 minutos para el comienzo de la misa y una en el momento en que entra el sacerdote para comenzar la misa.
  • Repiques dominicales: También usado en las novenas. Se realizában a la cuerda, sujetando dos cuerdas por mano y desde la parte baja del campanario, llamando a los fieles a la misa festiva.
  • Toque al rebato: Se Utilizaba para indicar alguna emergencia o catástrofe en la región, como temporales, incendios o eventos similares, repicando varias campanas a la vez rápidamente.
  • Toque a la fiesta: Durante las fiestas grandes de la región se volteában las campanas y se tocaban al vuelo para indicar el inicio de los festejos.
  • Toque a los muertos o de difuntos (clamor): Badaladas utilizadas en los enterros ordinarios, impulsada por toques lentos la cuerda de dos campañas. Para indicar el sexo del fallecido, se daban dos toques si era una mujer y tres toques si era un hombre. En otras zonas, como la del val del río Santa Lucía, se tocaba dos veces con la campaña pequeña (la de las mujeres) y uno con la grande (la de los hombres) si la fallecida era una mujer; con dos toques de la grande y uno de la pequeña si el difunto era un hombre.
  • Toque de Gloria (o de Tilindula): Indicaba cuando falleció un menor de 7 años. Se realizában los toques como en los entierros ordinarios, tangidos de dos campanas seguidos por pausa, pero eran más lentos si el niño era de familia podente o más rápidos si era de una entorno menos favorecida.
  • Toque Viático (sacramento da Eucaristía que se administraba a los enfermos graves o moribundos). Se realizába un poco antes de la salida del cura de la parroquia y consistía en una secuencia de un toque de dos badaladas graves seguido por una pausa, repetiendo esta secuencia cada dos o tres minutos.

    Cada toque de la campana tenia su nombre, como el toque de alba al amencer. Los campaneros dicen que llora la campaña cuando su toque tarda más en apagarse, como ocurre cuando anuncia una muerte inminente en la parroquia.

Campana grande Marrozos