Proceso del cuero

El curtido es un proceso químico mediante el cual se transforman las pieles de animales en cuero con la finalidad de obtener un material más duradero y menos sensible a la descomposición. Constaba de cuatro fases:

Tareas de «Ribera» Comprendía todas las tareas realizadas en los borde de los ríos para la limpieza de las pieles y para la eliminación de los restos. Una vez limpias, las piezas pasaban a unos pozos de agua con cal apagado (Hidróxido de Calcio), denominados pelamios o caleros. El objetivo era la apertura de los poros para que luego, los productos de tratamiento enjuagaran mejor las pieles. Después de este proceso, los cueros eran colocados sobre unas tablas donde trabajadores de la factoría pasaban unas grandes cuchillas curvadas para la eliminación del pelo en la parte exterior del cuero. El último proceso era el escarnado definitivo con un cuchillo especial para retirar los residuos que aún le quedaban a la piel.

El “caleo”. Esta fase era en la que las pieles permanecían sumergidas en agua para hincharlas y dilatarle más los poros, operación ya iniciada en los pelaños con la cal. Estos calderos eran de forma cúbica y forrados de cantería, llamados mudanzas o «alpages». El líquido para estas mudanzas era tratado anteriormente con acidulantes en cavidades llamadas «lecheras». Los dos contenedores de líquidos estaban intercomunicados entre ellos, cada uno con un nivel de acidulante distinto. Esta diferencia de niveles daba nombre a los lavaderos de primero, segundo y tercer alpage. Si las pieles eran cueros blandos (reses menores), se introducían en canina (excrementos animales) para retirar la cal.

Proceso del cuero
Fábrica de Pontepedriña de Arriba

La tercera fase era la de introducir los cueros en unos lavaderos rectangulares llamados noques o asientos. Dentro de ellos se introducían los cueros en niveles separados entre ellos por capas de casca (carballo y/o castiñero) que después eran cubiertos hasta arriba de agua. El cuero era puesto con la parte que tuvo pelo hacia abajo. Este proceso podía durar entre cuatro o seis meses. Pasado este período, las pieles eran introducidas en los alpages de segunda donde los cueros eran puestos boca arriba.

El acabado Este proceso tenía dos versiones según el destino de las piezas tratadas: la que se hacía para cueros duros (sola) y la que se seguía para los cueros blandos. Comenzaba esta última fase con el enjuagado de las pieles al extraner de los alpages y se colocan en amplios locales para airear y secar. Luego venía el mazado con mazos de madera para homogeneizar la pieza. En el caso de los cueros duros el proceso terminaba aquí. Para los cueros blandos (oveja, xato), también llamado becerro, el proceso incluía el uso de elementos aceitosos, estirado, luneteado y otros procesos. El aceite usado era el «saín», procedente de la sardina.

Los curtideros adoptaban estar en las riberas o proximidades de los ríos por la cantidad de agua y casca de árboles que precisaban para su proceso productivo.

Las cascas de árbol son elementos voluminosos y poco fáciles de transportar y muy comunes en las riberas de los ríos (carballos y castiñeros). Pero, por que empleaban la casca de los árboles en esta industria?. Porque posee un elemento fundamental en el curtido de la piel: los taninos. Estos elementos químicos tienen la propiedad de unir las moléculas del colágeno presente en la piel, lo que transforma o curte los pelicos, dándoles la dureza que se precisa.

Curtidoría San Lorenzo
Molino de la casca Pontepedriña de Arriba