Auge del cuero compostelano
Entre los años 1790 y 1830 el cuero compostelano experimenta un aumento de producción y de exportación que hicieron de Santiago un referente en el sector. El suministro de la materia prima provenía en principio de los mataderos locales, todos monopolizados por el consistorio o la Iglesia.
Luego, la apertura en 1765 del puerto de A Coruña para el comercio con América en régimen de monopolio, permite que los cueros lleguen también desde las colonias españolas del Río de la Plata; se sabe que al puerto de A Coruña llegaba un promedio de 24.000 cueros al año. Para este comercio americano eran necesarios contactos. En el caso compostelano tres familias tenían estos contactos: José de Andrés García, Manuel de la Riva y Ramón Pérez Santamarina.
Al gran momento del cuero compostelano, también ayudó la existencia de una buena cantidad de cáscara o corteza de roble y castaño a las afueras de Santiago, aunque al aumentar el número de factorías el consumo y explotación de la cáscara tuvo que ampliarse fuera de la ciudad, y los carros con cáscara venían prácticamente de toda Galicia.
Durante la ocupación francesa el cuero sufre la caída en los precios, el cierre de algunas tenerías y el robo o incautación de género por parte de las tropas ocupantes. Pero ya casi al final de la salida francesa de la Península, Julián Suárez Freire destacaba en el año 1813 que Santiago era: “Él pueblo más industrioso de Galicia (…) pues tiene doce fábricas de curtidos, la mayor parte de gran consideración” (Suárez Freire, 1813, en La Compostela Industrial, Historia y pegada de las fábricas de cueros en el ayuntamiento de Santiago; Carmona Badía, Xoán; Fernández Vázquez, María Teresa; Consorcio de Santiago 2003).
El volumen de materia prima consumida por los peleteros aumenta en esta época. Casi cincuenta mil pieles vacunas para hacer suela y más de treinta mil para otros productos. El destino de las pieles curtidas eran principalmente fábricas en Andalucía y Castilla.
En el año 1841 las curtidurías compostelanas eran catorce y daban empleo a 104 trabajadores en total. La propiedad era familiar en la mayoría de los casos, siendo frecuentes los matrimonios entre las diferentes familias del sector. La herencia pasaba de padres a hijos o de suegros a yernos.
Otra vía de acceso a esta industria era la inversión de capital. Este procedimiento pasaba primero por el arrendamiento de una tenería o de molinos de cáscara Luego se podía entrar en los organigramas de las empresas a medida que las inversiones aumentaban.