
En las orillas del Sarela nos encontramos con el Pazo de San Lourenzo de Trasouto. Aunque situado a a poco más de un kilómetro de la ciudad histórica, parece suspendido en otra dimensión.
Tenemos que remontarnos a los primeros años del siglo XIII (la primera referencia tiene fecha del año 1216 en una carta de confirmación del rey Alfonso IX de León) para obtener datos de su nacimiento como una colegiata que alberga una pequeña comunidad de canónigos. Su origen se atribuye al obispo de Zamora Martín Arias, de origen compostelano, que buscaba un lugar apartado en su ciudad para pasar sus últimos años de vida.
A finales del siglo XIV el cabildo de Santiago cede la colegiata a los franciscanos. En esta cesión tiene un protagonismo fundamental fray Gonzalo Mariño que, vinculado familiarmente con Lope Sánches de Ulloa y Moscoso, el primero de los condes de Altamira, recibirá de este muchas tierras con bosque y huertas para el convento

Será en la época moderna cuando los franciscanos protagonicen la historia de San Lorenzo. En este momento se configura la arquitectura actual del palacio y buena parte del entorno natural y la finca que hoy conocemos, gracias al patronato de la Casa de Altamira. Las cesiones de la Casa de Altamira no incluyeron la robleda inmediata, nunca cercada, que fue donada por Lope Osorio de Moscoso a la ciudad de Santiago en 1546, y que dio lugar a reclamaciones legales hasta finales del siglo XIX en que definitivamente es confirmada la propiedad del Ayuntamiento.
Con la desamortización de Mendizábal (1835-1837), el edificio es requisado por el Estado, teniendo los franciscanos que abandonarlo. El Conde de Altamira se opone a la decisión administrativa y defiende que el Monasterio fue donado a la iglesia para que habitasen en él los franciscanos, por lo que si no habitan en él, la propiedad tendría que volver a sus legítimos dueños y no al Estado. Comienza entonces una pugna de varios años por su propiedad tras la cual la Justicia da la razón al Conde de Altamira. Tras la muerte del Marqués de Astorga, es su hija la heredera del Monasterio, quien lo ofrece de nuevo a los franciscanos. Los monjes no aceptan el ofrecimiento al tener ya un monasterio donde residir, por lo cual la Duquesa de Medina de las Torres lo restaurará y adaptará con la estética de un pazo gallego, habitándolo como residencia y enriqueciéndolo con valiosas obras de arte procedentes de su patrimonio de Sevilla.
El pazo de San Lorenzo fue declarado monumento nacional en 1979. “Por su ubicación periférica, su entorno rústico y su tupido rostro arquitectónico, carece de la magnificencia que gozan los grandes conventos y monasterios compostelanos. Pero su valor no reside en su visibilidad; antes bien, reside en la gentileza con que se repliega para proteger sus singulares tesoros” como muy bien señala y resume Juan David Díaz López en su libro El Pazo de San Lourenzo de Trasouto
Actualmente el pazo es explotado como complejo hostelero y es posible visitarlo los martes y jueves de 11:00 a 13:00 y de 16:00 a 18:00. La visita permite el acceso a la iglesia, la sacristía, el claustro, algunos de los salones nobles y el jardín que contiene ejemplares sobresalientes de diversas especies exóticas como camelias, tuyas gigantes, rododendros y hayas entre macizos de boj, escaleras, cenadores, bancos y terrazas de estilo decimonónico.