
Entre el patrimonio prehistórico del valle de Santa Lucía cabe destacar los tres castros de la Edad del Hierro: el Castro de Angrois, el Castro de Vixoi y el Castro A Susana. La palabra castro proviene del latín castrum que significa poblado fortificado. Los tres castros mencionados están situados de tal forma que mantienen una unidad visual, de manera que hacen pensar que podrían permitir un sistema de envío de señales entre ellos para formar una red defensiva ante posibles invasiones.
El Castro de Angrois. Está en el límite entre el lugar del mismo nombre y la parroquia de O Eixo. Situado en una pequeña colina de 260 metros sobre el nivel del mar, mide 76 metros de norte a sur y 65 de este a oeste; posee doble recinto con murallas de piedra y tierra. La entrada se cree que estaba situada al norte pero quedó afectada por las obras de la AP9. Está próximo al arroyo de Angrois y no es fácilmente accesible por estar cubierto de tojo.
El Castro de Vixoi. Situado en una colina a casi 200 metros de altitud, se levanta en la margen derecha del río Santa Lucía, que lo protegería por ese lado y por el que presenta fuertes pendientes. Aún pueden observarse en él restos de los muros y fosos que lo defendían por el sureste, la parte más vulnerable. La estructura central tiene unos 80 metros de diámetro y el conjunto, contando los anillos defensivos exteriores, es de unos 185 metros. Al castro de Vixoi se llega fácilmente desde la capilla de Santa Lucía, por un camino de tierra que va paralelo remontando el río. También es sencillo recorrer su recinto ya que está cubierto de castaños y robles que producen un sotobosque por el que es fácil caminar. Resulta bastante inaccesible la croa que está invadida de eucaliptos de crecimiento espontáneo que están acompañados de tojos y zarzas muy densas.
Castro del Croto A Susana. Por último, el castro de la Susana está a 240 metros de altitud y rodeado por el arroyo de Marrozos o de los Ballotes, donde presenta las mayores pendientes. Por los lados más vulnerables tiene defensas formadas por muros y fosos. El centro de la estructura presenta un recinto oval de 129 metros de diámetro noroeste-sureste y 105 metros sudoeste-norte, rodeado por terraplenes de hasta 12 metros. Posiblemente existió otro castro en Ardagán, ya que se conserva cerca de la iglesia un lugar conocido como el castriño, pero es el único vestigio que queda.

El Camino de Santiago y el Camino Real de Piñeiro. En este apartado queda por hablar de dos importantes elementos históricos del valle: el Camino de Santiago, también conocido como Camino del Sureste-Vía de la Plata y el Camino Real de Piñeiro, que forma parte de su trazado. No nos vamos a extender en su comentario ya que están explicados en otra entrada de esta web a la que remitimos.

Para finalizar vamos a recoger alguna fuente histórica que nos permite hacernos una idea de cómo era este valle hace unos siglos. Según el libro Memorias de él Arzobispado de Santiago, escrito por el canónigo don Jerónimo del Hoyo en 1607, que realizó visitas a todas las parroquias de la diócesis bajo encargo del arzobispo don Maximiliano de Austria, nieto del emperador Maximiliano I y primo del rey Felipe II, a propósito de Marrozos escribe: tiene esta feligresía 60 feligreses… Y en el estudio de población que mandó hacer el marqués de Ensenada, ministro de Carlos III, en el siglo XVIII, Marrozos contaba con una población de 73 fuegos o casas. La vía del viejo ferrocarril atraviesa la parroquia dividiendo y aislando sus lugares, que quedan comunicados por estrechos pasos subterráneos y puentes no aptos para autocares.