


Descripción
Las brañas en Galicia son zonas parcialmente anegadas, situadas a las orillas de un río, que están verdes todo el año y en las que antiguamente pacía el ganado de las pequeñas explotaciones agrarias gallegas. Se trata de un ecosistema frágil y con una función muy importante en la regulación del agua porque la retienen cuando llueve mucho y evitan que vaya de golpe a los ríos produciendo inundaciones.
Las Brañas de Sar son un espacio de unas 33 Ha, que forman parte de la cuenca del río Sar que bordea la ciudad de Santiago de Compostela por el levante, y que resulta dividido en dos por el callejero histórico de Sar y la colegiata del mismo nombre. Discurren desde las piscinas y el Multiúsos de Sar hasta Pontepedriña, enmarcadas por el oriente por los montes Viso, Gaiás y Santas Mariñas y por el poniente por la fachada urbana de la ciudad, con la vía del ferrocarril, junto con el periférico, marcando su límite y frenando el avance de la ciudad.



Referencias arqueológicas e históricas
A partir de los resultados de un estudio centrado en el monte Gaiás con motivo de la construcción de la Ciudad de la Cultura y realizado en el año 2000, podemos decir que aunque no se encontraron yacimientos arqueológicos en ese espacio, sí resulta relevante que ponen de manifiesto elementos del antiguo paisaje rural gallego a través de la supervivencia de dos tipos de construcciones esenciales: las terrazas de cultivo intensivo en las vertientes y zonas bajas del monte y los muros de piedra de división en el monte para acotar las parcelas. Resulta llamativo que en siete de los diez muros sondeadas y datados por procedimientos radiocarbónicos, se situara su antigüedad en un período que va del siglo V al VII de nuestra era. Para los autores del estudio ofrece una clara lectura en relación con una actividad agrícola en los momentos posteriores a la dominación sueva.
Por lo tanto, en las Brañas de Sar, excepto excepciones puntuales, fue construido un espacio agrario entre los siglos V y X por una sociedad campesina de gran dinamismo que proyecta la arquitectura del medio, desde la selección del espacio hasta su reestructuración premeditada, y cuyos usos se mantuvieron invariables prácticamente hasta la actualidad.
Las Brañas de Sar en la actualidad
En la actualidad las Brañas de Sar presentan distintos grados de conservación y podemos distinguir dos zonas claramente diferenciadas y separadas por el camino histórico de Sar.


Al norte, entre el Viso y el Puente de Sar, un tramo que discurre por las laderas del monte Gaiás, está la zona más degradada. Las construcciones (piscina, polideportivo, viviendas particulares, campo de fútbol, pistas asfaltadas etc.) ocupan terrenos claramente detraídos a las brañas que constriñen el curso del río alterando la vegetación original y las condiciones de hidromorfia del terreno y actuando en las crecidas cómo auténticos tapones. En los márgenes externos y en las zonas más altas se localizan las agras dedicadas a cultivo, configurando un sistema de mosaico de cultivos en tenzas perpendiculares al eje del río.
En los entornos de las edificaciones y molinos existentes encontramos campos de siega y algún indicio de plantación forestal con chopos. En este tramo de las brañas, el bosque de galería no pasa de ser una fila de árboles en la que abundan las discontinuidades y la existencia de las brañas pasa a ser testimonial.
En el siguiente tramo, el que va desde el Puente de Sar a Pontepedriña, el río discurre más libre, lo que posibilitó la conservación de una buena cantidad de brañas que se extienden por su orilla en las zonas bajas. Aquí el bosque de ribera cobra más entidad y pueden distinguirse manchas aisladas monoespecíficas de sauces o alisos. A menudo, en los márgenes interiores de los meandros, aparecen «herbeiras», campos de interés ganadero desarrollados sobre suelos fertilizados y regados por inundación. Intercalados entre parcelas de cultivos de zonas más altas, aparecen parcelas abandonadas con vegetación espontánea procedentes de campos actualmente no trabajados.
La estructura parcelaria del conjunto de las brañas nos muestra un espacio minifundista típico del campo gallego distorsionado por la existencia de varias parcelas de grandes dimensiones tanto de labradío como de campo. Sin contar estas, la estructura de la propiedad presenta parcelas de matorral que rondan los 700 metros y otras dedicadas a campos de menos de 400 metros de promedio.
Junto a la muy importante presencia en el ámbito de la Colegiata de Santa María la Real de Sar, la riqueza patrimonial del conjunto de las Brañas de Sar está constituida por sus valores etnográficos y naturales a los que se añade la Ciudad Histórica, que las atraviesa por la calle del Puente de Sar.
El conjunto etnográfico construido en el ámbito tiene íntima relación con el uso del agua como elemento de valor productivo: un sistema de canales, aceñas, muros y represas que conducen el agua con la presión necesaria a los molinos situados a lo largo del curso del río. En el ámbito existen cinco molinos de molienda. Junto a las intervenciones en los cursos del agua, el territorio fue construido con la formación de támaras y terrazas de cultivo, caminos, puentes y «pontellas» en la búsqueda del tránsito desde las viviendas a los espacios productivos.
Gestión responsable y sostenible
Las Brañas de Sar poseen destacados valores naturales, etnográficos y paisajísticos que hay que preservar, cuidando todo el sistema: humedales, explanadas de inundación, elementos etnográficos tradicionales etc., evitando discontinuidades y posibilitando que mantengan sus características y dinámicas naturales y el funcionamiento como conexiones biológicas.
La protección de este sistema natural es indispensable para el funcionamiento del metabolismo urbano y para contribuir activamente al mantenimiento de su biodiversidad, ya que los ríos, como el Sar, constituyen auténticos canales de la naturaleza en la ciudad. Estos espacios que mantienen su componente natural en un entorno transformado por los cultivos forestales y las concentraciones parcelarias, cobran un redoblado valor, tanto como testimonio de un ambiente ya perdido, como por representar excepciones en la comarca. Por lo tanto, las actuaciones deben ser muy cuidadosas, ya que su simplificación, además de suponer una merma de la biodiversidad por la destrucción física que implicaría, podría originar la pérdida de su calidad, la desaparición de las tramas reconocibles (en los caminos, en el parcelario, los cierres, en los árboles de borde, en los usos y hábitats históricos etc.), y también la desaparición de los estrechos e íntimos vínculos con unos asentamientos de honda raigambre histórica.