El paisaje de las Brañas de Sar está determinada por las formas de organización y producción agraria. Así, encontramos tierras dedicadas al labradío, las huertas o monte, y los campos, que son los que predominan en la actualidad. También tienen especial importancia las terrazas, que es la forma de aprovechamiento agrario en las zonas con pendiente. En las Brañas de Sar se da la agricultura de autoconsumo del núcleo familiar.

Los campos son un complemento del labradío, que se mantiene en torno a las casas y en las zonas elevadas. Sobre todo es un paisaje construido en relación a la gestión del agua. Abundan los pastos naturales, precisamente por situarse al lado del río Sar, lo que posibilitó el mantenimiento de una cabaña ganadera. Este espacio de pasto, con frecuencia encharcado, se refleja en la microtoponimia de la zona, donde la referencia al agua es constante, así como en fitotopónimos, que hacen referencia a especies vegetales para la obtención del pasto.

Hoy en día, el hábitat se asienta en el fondo del valle, centrado alrededor del río Sar. Al lado de las casas, encontramos huertas de pequeño tamaño, plantadas con legumbres, hortalizas y árboles frutales.
En las zonas de ladera de monte se encuentran las tierras de labradío (agras). En torno al río y a los canales y regatos de agua derivados de la corriente principal, se localizan zonas de bosque de ribera y campos naturales, favorecidos por las inundaciones más acusadas. En general, las tierras de cultivos se sitúan en las zonas más altas y de pendiente suave, y los campos ocupan las zonas más bajas, húmedas y encharcadas, sobre todo en la mitad sudoeste.
En las tierras de labradío, el cultivo del maíz y la patata constituyen, tanto en el pasado como hoy, la base de la actividad agraria. En la actualidad, hay una gran extensión de pequeñas fincas cultivadas destinadas al autoconsumo, trabajadas en su mayoría por gente de más edad, gracias a lo cual se conservan muchos de los métodos tradicionales de explotación.
Las terrazas
Con la finalidad de conseguir un mejor aprovechamiento agrícola, aparecen los espacios aterrazados, también conocidos en la zona como roleiros, en los que se contiene el terreno mediante un muro para salvar las pendientes o desniveles y convertirlo en apto para el cultivo. Estas estructuras siguen teniendo un papel muy importante en el paisaje actual. En las Brañas de Sar encontramos dos zonas aterrazadas, situadas en los vértices contrarios: una, la terraza de la Revuelta de Abajo-Goiáns de Abajo, en la mitad nordeste, y la segunda, denominada terraza de Picaños, en el sudeste.
Estructura parcelaria
Por otra parte, la estructura parcelaria tiene cómo característica más importante la enorme fragmentación del espacio, característica general en muchas partes del medio rural gallego. La forma de organizar el espacio agrícola viene condicionada por la cercanía de viviendas pero, sobre todo, por la relación con el río Sar. La forma de las parcelas es variada, con independencia del cultivo al que se dediquen. Las parcelas más alargadas y cuadrangulares son las más frecuentes. La disposición perpendicular al río y a sus canales, permite el abastecimiento del agua a cada una de ellas, sin quedar ninguna aislada. Como consecuencia de la realización de las partijas, cuando se divide una finca labrada, la partición se hace en sentido longitudinal, por ser más fáciles las mediciones, adquiriendo un aspecto de largas cintas también denominadas lanières.

Los cierres entre parcelas tienen doble objetivo: delimitar la propiedad e impedir el acceso a ella. Para esto se construyen los vallados, que son muros de manpuesto de piedra de distinta altura y consistencia. Hay lindes naturales que sirven para delimitar las parcelas, como un camino o un riachuelo. También se usan como deslindes de fincas árboles o arbustos, por ejemplo el mimbre o vime, arbusto de porte medio, de ramas muy flexibles y color amarillo, habitualmente empleado en cestería.
A medida que los cierres se hacen más altos, se refuerzan como signo de privacidad. En el caso de las Brañas de Sar no son muy frecuentes los grandes cierres. Se presentan cerrando superficies más o menos amplias, como la Colegiata del Sar, donde el muro marca su poder simbólico y material como dueña en siglos pasados de una parte importante de las propiedades de Brañas de Sar y de los derechos de uso del agua, hasta la desamortización de Mendizábal.
La mayor parte de los cierres se hacen sobre las huertas y en la actualidad con muros de hormigón y mallas metálicas, la mayoría en la zona del sendero de Picaños
En las Brañas es posible apreciar la singular integración paisajística de su hábitat tradicional, típico paisaje de agras con ribadas sucesivas en las riberas de ríos y arroyos en la que se produce la transición y corrección del desnivel
Estructura parcelaria
Se trata de un espacio verde productivo, periférico y semirrural que en el pasado jugaba un papel importante en el aporte de los recursos necesarios para el abastecimiento de la ciudad tradicional. Esta explotación sostenible del territorio estaba organizada de tal forma que mantenía su capacidad productiva devolviendo los nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio) al suelo para garantizar su fertilidad. En el caso de las Brañas de Sar encontramos un sistema combinado de hiperfertilización agraria, ideal para un sistema agrícola como el minifundio gallego, consistente en el aprovechamiento de los nutrientes que acercan las crecidas del río y el agua que baja del monte, a los que se sumaba el abono producido por la mezcla de las heces del ganado con las retamas y tojos que servían de cama en las cuadras donde se guardaba.
Las Brañas de Sar se trata pues de un espacio inundable, en el que se sitúan los llamados campos de riego, que se gestionan mediante una tecnología propia, en la que canales y arroyos juegan un papel fundamental, configurando un sistema ramificado de reparto de agua adaptado a la condición inundable del territorio.
Durante siglos, el paisaje tradicional de las Brañas de Sar se mantuvo inalterable, sirviendo además de para los usos agrarios, como lugar al que acudían personas del entorno: mujeres para lavar y lugar de ocio de jóvenes de los barrios próximos (Sar, A Trisca, Pontepedriña, Picaños) que en verano iban al río bañarse en lugares como El Redondo, El Pozo, o Los Dos Olmos. Entonces, el Sar era un río lleno de vida y personas. Será en los años sesenta cuando se inicie el deterioro y abandono de este entorno.
Aun así, en el ámbito de las Brañas de Sar la configuración paisajística se encuentra sin grandes distorsiones al mantener, en cierta medida, el complejo agrario tradicional vigente. Por lo tanto, es posible apreciar la singular integración paisajística de su hábitat tradicional, típico paisaje de agras con ribadas sucesivas en las riberas de ríos y arroyos en la que se produce la transición y corrección del desnivel. La compleja estructura parcelaria está constituida por un gran número de pequeñas teselas que acogen diversos usos, con caminos delimitados por vegetación de borde que cubre terrazas y define la estructura paisajística de los campos. Estamos ante un paisaje de gran calidad y elevada fragilidad, con una conformación y complejidad que contrasta con la creciente homogeneidad del campo, que acerca naturalidad y diversidad por su mayor variedad de usos y hábitats, complejidad y diversidad que constituyen las virtudes de este paisaje microconstruído.