La iglesia del Carmen de Abajo, conocida así para diferenciarla de la iglesia del Carmen de Arriba vecina del convento de Santa Clara, fue construida al borde del río Sarela y al lado del Puente del Carmen de Abajo. Su construcción, promovida por la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen, coincide en un momento especial en que confluirán los postulados del lujoso Barroco, que se niega a desaparecer, y el nuevo arte que trata de imponer austeridad, el Neoclasicismo. Manifestándose en este momento la tensión entre recargamiento y sencillez y entre licencia y rigor a la norma. Esta capilla refleja esas tensiones, pero antes de hablar de ella merece la pena dar alguna información sobre la cofradía que la manda construir.

La cofradía de Nuestra Señora del Carmen nace el 1 de enero de 1749. La mayoría de las cofradías de Santiago afloran con mayor fuerza en los siglos XVII y XVIII, y tienen mayoritariamente origen gremial. Pero la cofradía del Carmen nace por causas estrictamente religiosas. Estas causas son debidas en lo espiritual por la posibilidad de ganar indulgencias y beneficiarse de los sufragios ofrecidos permanentemente por los hermanos difuntos, y en lo material por el auxilio que se presta a la familia del cofrade difunto acuciada por la necesidad. Sin olvidar la posibilidad que los cofrades tenían de gozar de una jornada festiva de confraternidad. Estas fiestas, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVIII, eran especialmente vigiladas por las autoridades religiosas debido al excesivo gasto en que a veces incurrían.
Entre otros cometidos, la cofradía acompañaba a los cofrades en su agonía, velaba el cadáver, facilitaba la mortaja, asistía al entierro, celebraba sufragios individuales por cada cofrade difunto y generales por todos los de la hermandad, tal y como se recoge en el libro Las cofradías gallegas en el antiguo régimen de Roberto J. López López.
En los siglos XVII y XVIII el traslado del difunto desde la casa a la iglesia era ocasión de lucimiento para la familia y los que pertenecían a una cofradía, este lucimiento lo tenían asegurado con la presencia de tres o cuatro sacerdotes en la comitiva.
La antigua capilla.
Antes de la construcción de la iglesia actual existía una pequeña capilla conocida como Nuestra Señora de la Puente del Arzobispo, como lo indica un grabado de 1752 conservado en el archivo parroquial. Sabemos que esta capilla es de pequeñas dimensiones por un documento de la cofradía: “…la dicha capilla es muy reducida, y no pueden entrar mas de dos docenas de personas… en los días festivos oyen la misa fuera”. Abunda en la necesidad de un templo mayor otro documento del fondo de la cofradía que dice: “… la petición del vecindario por la necesidad de oir misa en tiempos rigurosos de invierno y sentirse faltos del consuelo espiritual por la larga distancia que hay desde el lugar… donde está dicha capilla y la parroquia” que se refiere a San Fructuoso. Esta ermita se mantendrá en pie muy poco tiempo porque en la junta de cabildos del 9 de marzo de 1760 se acordará hacer una nueva, por las evidentes razones que exponen los documentos que se guardan en la parroquia y la cofradía.
