

En la actualidad está haciéndose muy popular el Camino de Finisterre, también conocido como Prolongación Jacobea y Epílogo del Camino, que continúa la peregrinación desde Santiago al cabo del mismo nombre, y en menor medida a Muxía, en la Costa da Morte. Es un Camino con entidad propia que otorga a quienes los culminan su propia credencial, la Finisterrana.
Muchas y muchos peregrinos deciden continuar su camino, una vez llegados a Compostela, atraídos por terminar su travesía en el antiguo “finisterrae” y contemplar la bravura del Océano desde el Cabo mientras queman alguna prenda usada en su peregrinación como símbolo de renovación. El encanto de este Epílogo del Camino, radica en llegar a lo que antiguamente se consideraba el fin de la Tierra, con la carga simbólica que conlleva. Este Camino tiene raíces históricas, y para algunos es el más antiguo que se conoce y fue recorrido por egipcios, griegos y romanos.
Actualmente este Camino de corto recorrido, poco más de 88 Km, se divide en 4 etapas señalizadas igual que el resto de los caminos jacobeos. Estas etapas son:
-Etapa 1. Santiago de Compostela-Negreira de 20,6Km.
-Etapa 2. Negreira- Olveiroa de 32,6Km
-Etapa 3. Olveiroa- Corcubión de 21,6Km
-Etapa 4. Corcubión- Cabo de Finisterre de 13,4Km.
La primera etapa transcurre durante unos 8 km por el ayuntamiento de Santiago. Comienza en la Plaza del Obradoiro de donde baja entre el palacio de Raxoi y el Hostal de los Reyes Católicos hacia la hermosa calle de las Huertas. De aquí continúa por Pombal y Poza de Bar hasta la robleda de San Lourenzo en donde se encuentra el primer indicador oficial de la ruta. De esta robleda (“carballeira” en gallego) se tiene noticias desde tiempos remotos, como atestiguan los viejos robles que la componen, entre los robles podemos ver el muro que rodea el convento de San Lourenzo de Trasouto, convertido en palacio desde el siglo XIX.

De aquí, el Camino baja hacia el río atravesándolo por Ponte Sarela; continúa hacia la izquierda entre los restos de la antigua curtiduría de Santaló (que estuvo en actividad de 1790 a 1959) y se interna ya en el rural compostelano. Pasa por Moas de Abaixo en la parroquia de Figueiras y de aquí entramos en la de Villestro. En esta, el Camino atraviesa el puente de A Brea sobre el rio Roxos que es afluente del Sar, y discurre bordeando la más importante área rupestre de Compostela y comarca por la abundancia y tipología de sus grabados con una antigüedad estimada de más de 4.000 años. Llegados al Alto do Vento, Santiago ha quedado atrás y ya pisamos tierras de Ames.
Otros caminos jacobeos. Muy importantes son también los caminos vinculados a la peregrinación jacobea. A partir del siglo XIII los tribunales europeos imponen como penitencia a algunos reos viajar a lugares santos para redimir su condena y Santiago se convierte en meca de peregrinación. Este apogeo jacobeo se extiende hasta mediados del siglo XVI, momento en el que comienza su declive.
Los Caminos que entraban por el Sarela, traían peregrinos procedentes de toda Europa que llegaban en barco a los puertos de la ría de Muros-Noia. Ya en el siglo XII hay constancia del uso de esta vía por los cruzados de Dartmouth. En 1147, después de una gran tormenta, fondean en la ría de Noia 200 naves de una escudería inglesa, alemana y borgoñesa de cruzados que se dirigían a Tierra Santa. Mientras sus naves son reparadas, los soldados aprovecharon la escasa distancia a la ciudad del Apóstol, que ya empezaba a ser muy conocida, y peregrinaron para dar gracias ante el Sepulcro, volviendo de nuevo a puerto para seguir camino a oriente.
De ida y vuelta. Antes de existir avión y tren, un elevado número de personas que peregrinaban a Compostela caminando procuraban, se tenían medios, volver a sus lugares de origen en barco, más cómodo y rápido que arriesgarse a usar de nuevo los largos e inseguros caminos. De este modo, se dirigían a los puertos de Padrón, Noia y A Coruña peregrinos que llegaban a Santiago por todas las rutas (Camino Francés, Camino del Sureste o de la Plata, Camino Portugués, etc)
